Es el segundo mineral más abundante en el organismo (1%) después del calcio, y está muy relacionado con él ya que de él depende su absorción.
Para que exista una máxima absorción de estos dos elementos minerales, las cantidades ingeridas dentro de una dieta equilibrada deben ser similares ca/p=1, aunque en los niños menores de un año debe ser mayor que la unidad.
El fósforo de la dieta se encuentra principalmente en forma de fosfato libre, fosfolípidos y fosfoproteínas (caseína), tiene un metabolismo muy similar al del calcio.
Se absorbe alrededor del 70% del total ingerido en forma de fosfato inorgánico libre. Los fosfolípidos se absorben fácilmente tras la liberación del fosfato. Su asimilación en conjunto se ve favorecida por la presencia de la vitamina D igual que el calcio.
Algunos cereales contienen fósforo en forma de ácido fítico, no pudiendo ser bien absorbido, y su presencia, puede limitar la absorción de otras sales minerales como el calcio (su asociación da lugar a fosfatos de calcio, muy insolubles) o el hierro.
La mayor parte (80%) se deposita junto al calcio en los huesos aunque se distribuye por todas las células del cuerpo y líquidos extracelulares, formando parte de moléculas energéticas, nucleótidos, fosfolípidos, etc.
Los niveles de este mineral en el organismo es controlado por las mismas hormonas que regulan el calcio y favorecen la reabsorción renal en situaciones de carencia y en condiciones normales el excedente es expulsado por la orina.
En los humanos no suelen tener deficiencia de fósforo por su alta presencia en los alimentos y su déficit se asocia a mala absorción del calcio.
27 ago 2009
Fósforo en la nutrición
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