Una dieta equilibrada y un peso
saludable durante el embarazo sirve para programar muchos aspectos relacionados
con la buena salud en la infancia y en la vida adulta.
La dieta de la madre durante el embarazo y la dieta del
niño en las primeras etapas de su vida son fundamentales y tienen implicaciones
favorables o desfavorables en la futura salud del niño en la edad adulta.
Cuando
la madre no se alimenta correctamente durante el embarazo, el feto recibe
señales que le indican que nacerá en un ambiente donde va haber falta de
alimento adaptándose el feto ante una posible desnutrición y generando una ralentización
del metabolismo de forma similar de cuando suprimimos comidas para adelgazar.
Las
deficiencias nutricionales en el útero predisponen a los hijos ya adultos a
padecer síndrome metabólico, incluyendo diabetes de tipo 2, obesidad, hipertensión y patologías
cardiovasculares.
Este
proceso se conoce como "la programación fetal de la enfermedad
adulta".
También conocida como hipótesis
de Barker, que postula la diabetes no insulinodependiente, la hiperlipemia y dolencias
cardiovasculares se originarían como mecanismo de adaptación del feto ante la
desnutrición.
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